¿Cuál es la relación entre el pan y la dieta mediterránea?

La dieta mediterránea está considerada como una de las más saludables, equilibradas y sostenibles del mundo. Dentro de ella el pan tiene una importancia indiscutible, y así te lo contamos hoy.

La dieta mediterránea es reconocida mundialmente. Tiene su origen en países como España, Italia, Grecia y el sur de Francia y se considera una de las más saludables, equilibradas y sostenibles por distintos motivos: promueve la abundancia de frutas y verduras frescas; sitúa al aceite de oliva como grasa principal; y recomienda la ingesta de pescados, mariscos, legumbres, frutos secos y cereales. También sugiere consumir lácteos, eso sí, con moderación y da preferencia a utilizar especias y hierbas frescas.

Los beneficios de la dieta mediterránea son incalculables, y muchos estudios han demostrado que reduce el riesgo de enfermedades del corazón, la hipertensión y los accidentes cerebrovasculares. También puede ser útil para el control del peso y su consumo se asocia, incluso, con un menor riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, ciertos tipos de cáncer y enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer.

La dieta mediterránea es, además, una forma de vivir: un reflejo de historia, cultura y estilo de vida. Un alimento que encaja perfectamente bajo la dieta mediterránea y que también cumple con esta parte más tradicional y social es el pan. Y es que no se puede entender lo uno sin lo otro, como veremos a continuación.

El pan, un símbolo atemporal

La historia del pan se remonta muy atrás. No en vano, el pan ha sido un alimento esencial para las civilizaciones que han habitado la cuenca mediterránea desde tiempos prehistóricos. Se cree que el pan tiene sus raíces en las primeras civilizaciones agrícolas y que en el Neolítico se empezó a cultivar cereales como el trigo y la cebada. Según apuntan distintas teorías, los egipcios fueron de los primeros en producir pan de manera más organizada y, más tarde, los antiguos griegos y romanos perfeccionaron las técnicas de panificación.

A lo largo de los siglos, el pan ha seguido siendo un pilar en la dieta mediterránea. Durante la Edad Media, ya era un alimento básico para las clases bajas. Las élites, por otro lado, consumían panes más elaborados y refinados. El caso es que nuestro vínculo con el pan ha persistido hasta nuestros días, y hoy en día sigue siendo clave en hogares y negocios de restauración.

Elaborado con ingredientes simples como la harina, el agua y la sal, el pan también se erige como un producto que ha evolucionado y se adapta a las necesidades y gustos de cada sociedad. Desde la Hogaza de Centeno hasta la Barra Gourmet pasando por el Bocadillo Riquiño Integral Express o el Bagel de Semillas (por citar solo algunas novedades), la oferta de pan es enorme y existen todo tipo de tipos, texturas, formatos y elaboraciones.

En la dieta mediterránea el pan no es solo acompañamiento: también es símbolo de hospitalidad y sustento. Su gran versatilidad, además, permite combinarlo con alimentos esenciales en esta dieta como el aceite de oliva, los quesos frescos, las hortalizas o los embutidos.

El valor nutricional y cultural del pan

El pan es el perfecto aliado de una alimentación equilibrada. Rico en hidratos de carbono complejos, proporciona energía y, en su versión integral, resulta una excelente fuente de fibra. Panes integrales, como la Hogaza 100% Integral o la Barra Elaborada con Harina Integral de Trigo; o con semillas, que tienen un toque moderno y saludable sin perder la esencia mediterránea, como la Media Flauta Rústica con Cereales y Semillas, el Bocatín Rústico Hostelero de Semillas o la Barra de Cereales Tradición lo demuestran. No solo están buenísimos, sino que cuidan el bienestar de la gente que los consume.

Si tienes una panadería, cafetería u horno o regentas un negocio de restauración o supermercado toda esta información sobre este alimento te sonará y, gracias a las masas congeladas, podrás disponer del mejor pan de forma cómoda, sencilla y rentable. Y es que el pan precocido es todo lo que necesitas.

Si tu objetivo es preservar este legado del pan, nada mejor que los panes rústicos para rendir homenaje a sus orígenes. El pan de masa madre es perfecto para reforzar la conexión con la tradición y los procesos artesanales y puedes acceder a productos tan ricos como la Hogaza de Maíz elaborada con Masa Madre, que es un clásico para acompañar guisos o sopas tradicionales. El Pan de Payés, por otro lado, es otro ejemplo de pan auténtico y está muy relacionado con la cultura gastronómica española y mediterránea.

Hay otros tipos de pan precocido congelado especialmente recomendados para hostelería que tampoco puedes pasar por alto como el Pan de Cristal, ideal para acompañar tapas; los Mini Panes, un bocado estupendo para el aperitivo; la Focaccia, una pieza indiscutiblemente mediterránea; o el Pan de Agua, elaborado de forma tradicional. También puedes echar un vistazo al catálogo de panes y descubrir qué opción es mejor para ti.

Ahora que ya sabes la relación entre la dieta mediterránea y el pan, ¿a qué esperas para disfrutar de todas las ventajas de este alimento en tu establecimiento?

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