Conservar los orígenes y enriquecerlos, claves para el éxito
Un legado de más de 100 años. Se dice pronto, pero este es el tiempo que tiene la tradición panadera de Panamar Bakery Group. Orígenes lejanos, pero mismos valores. Valores que se trasladan a productos de gran calidad y demanda, como los panes y la bollería.
Corría el año 1914 cuando Isabel, la pionera de esta historia, elaboraba pan en su horno de leña para su marido e hijos en Villanueva de Rampalay en Burgos. Aunque ella y su marido regentaban una pequeña tienda de telas y productos de alimentación, lo que empezó siendo una elaboración para consumo familiar, terminó convirtiéndose en realidad en la actividad principal del negocio gracias al saber hacer, el esfuerzo y la dedicación de esta incomparable mujer. Nacía así (aunque todavía faltarían años para su consolidación) la semilla de lo que hoy es Panamar Bakery Group.
Una de las hijas de Isabel, Digna, junto con su marido, Epifanio, decidieron tomar el relevo de la panadería al cabo del tiempo. Comenzaron a ganarse la vida amasando pan en la Venta de Orbaneja, un precioso lugar situado al norte de Burgos. Con ayuda de sus 7 hijos, que desde bien pequeños echaban una mano en el oficio familiar, fueron expandiendo su irresistible pan a los pueblos más cercanos de la comarca.
Después de unos años de posguerra especialmente difíciles, Epifanio y Digna decidieron hacerse con el traspaso de una panadería en la ciudad de Santander en el año 1964. Esta población, más grande que las anteriores, les ofrecía más oportunidades, y les permitió incluir un servicio de reparto a particulares, a otras tiendas y a panaderías que les reportó una gran repercusión en la zona.
Entre los años 70 y 80 la empresa continuó creciendo y apostando por nuevos mercados y proyectos hasta el año 2000, cuando llegó la revolución de las masas congeladas, mediante las cuales miles de clientes pudieron beneficiarse de sus numerosas ventajas y tener, así, pan y bollería recién horneados a cualquier hora del día. Panamar Bakery Group se convirtió entonces en un referente del sector por su manera de trabajar, fiel a sus orígenes, y su compromiso junto al lado de los clientes, a los que continúa ayudando actualmente en el día a día.
Todos estos orígenes apuntan hacia una importante lección: la importancia de conservar los valores tradicionales (amor, respeto, mimo, cuidado, dedicación, autenticidad, compromiso) y enriquecerlos con las últimas innovaciones del mercado para seguir siendo competitivos y eficientes. Gracias a ello, hoy en día puedes encontrar para tu panadería, cafetería, horno o negocio de hostelería panes totalmente sublimes, tan incomparables como deliciosos. Las masas congeladas para hostelería y las masas congeladas para panadería hacen que sea posible. Y, la verdad, qué suerte que sea así.
Panes y bollería que marcan la diferencia
Una empresa como Panamar Bakery Group, experta en la distribución de pan congelado, ofrece pan precocido congelado de distintos formatos (hogazas, panecillos, barras…), además de productos de otras categorías (bollería salada, bollería dulce…), para prácticamente cualquier paladar.
Las hogazas, por ejemplo, son siempre un acierto. Su gran formato y su irresistible sabor las hace perfectas para degustar en tostadas, o para acompañar a una suculenta comida. La hogaza campestre elaborada con masa madre PH 4.8 y la hogaza sarracena elaborada con masa madre PH 4.8 son las únicas del mercado que cumplen con los requisitos de la actual legislación para considerarse así: “elaboradas con masa madre”. Destacan además por la cocción en horno de suela de piedra, algo que potencia su corteza rústica y el alveolado de la miga. Pero las posibilidades del pan precocido no acaban aquí: también se pueden encontrar, entre otros productos, la hogaza clásica y la hogaza de centeno.
Y si hay salado, también tiene que haber dulce; eso lo dice la tradición y el propio sentido común. Estos valores artesanales ya centenarios también se plasman en productos como los croissants o las napolitanas de hojaldre. Por ejemplo, en el croissant intense con masa madre Hélène, que sobresale por un envolvente e intenso sabor a mantequilla que marida a la perfección con unas notas aromáticas de caramelo. Su masa madre activa, además, aporta ternura y humedad a la miga así como una mayor durabilidad y más tiempo fresco. Otros croissants que puedes incorporar a tu establecimiento son el croissant suprême fermentado de mantequilla, el minicroissant suprême de mantequilla o el croissant suprême de chocolate y mantequilla.
Qué decir, por último, de alimentos como la napolitana de caramelo y mantequilla, una napolitana delicium con un relleno muy original que puede ayudarte a completar tu gama. Elaborada con 29% de mantequilla tradicional en la masa, y con un relleno de crema de auténtico caramelo, el contrapunto lo aporta un sutil y divertido toque salado. Completan el producto su baño de huevo y decoración con granillo de cacahuete troceado.
Conservar los orígenes y enriquecerlos son, sin duda, claves para el éxito.