Pan de agua: un pan que une  generaciones

El pan de agua es uno de esos productos que merece la pena conocer. Entender su historia y su tradición lo convierten en un producto cargado de autenticidad y sencillez.

Harina de trigo, levadura, sal y agua, cuatro ingredientes básicos que juntos son capaces de crear un producto con aroma a familia, a compartir y a cuidado. Desde sus orígenes, el pan de agua era un producto concebido para aguantar varios días y convertirse así en el sustento esencial de los hogares.

Hoy en día se ha convertido en una receta mediterránea sencilla, auténtica y sin prisa, que cuida los procesos. El pan de agua por su volumen, su corteza rústica y su capacidad de mantenerse tierno y crujiente de la mañana a la noche es un producto que no puede faltar en tu horno o panadería.

Además, si te faltan ideas, la versatilidad del pan de agua te permite ofrecerlo de diferentes maneras. Entre las diversas opciones se encuentra el bocadillo de agua, cocido en Horno de Suela de Piedra, siguiendo una receta tradicional. Su miga extremadamente alveolada y su corteza crujiente convierte un buen bocadillo en un bocadillo excepcional. Gracias al pan precocido congelado puedes tener pan de agua en tu negocio, las masas congeladas de panadería permiten ofrecer este tipo de productos intactos hasta el momento de darles ese toque final de horno que no dejará indiferente a quien decida escogerlo.

Otro de los productos estrella de la gama de pan de agua es la barra de huerta, una opción sabrosa para acompañar menús, su alta hidratación da como resultado un pan ligero, duradero y crujiente. Sin olvidarnos del producto perfecto para un buen desayuno, almuerzo o merienda, la hogaza de agua, su masa líquida y delicada muestran el respeto con el que se aborda la elaboración de este producto ligero y aireado de enormes alveolos.

Después de este recorrido y de conocer las diferentes formas de disfrutar y ofrecer un pan de agua, una cosa ha quedado clara y es que las cosas sencillas, hechas con mimo y respeto perduran en el tiempo.

Así que… ¡Larga vida al pan de agua!


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