Cuando la bollería entra por los ojos
La bollería entra por los ojos, por lo que su presentación es un factor clave a la hora de comprar. Con unos sencillos consejos, podemos mejorar el aspecto de nuestros productos y potenciar su atractivo ante el cliente.
¿Cuántas veces hemos recorrido el escaparate de una panadería y hemos comprado un bollo por el aspecto que tenía? Que una napolitana resulte apetecible es el factor determinante para que se convierta en nuestra merienda. Y al contrario, si el croissant no nos entra por los ojos, seguramente tampoco acabe en nuestro estómago. La presentación constituye un aspecto decisivo en lo que a bollería se refiere, por lo que conviene cuidar el acabado si queremos realzar el atractivo.
Los comerciantes y hosteleros que trabajan con masas congeladas y frescas saben que este tipo de productos se adquieren por impulso. Por tanto, si trabajamos en una buena presentación en el punto de venta, activaremos la intención de compra y mejoraremos los resultados comerciales. La bollería puede generar auténticos picos de clientela a la hora del desayuno o de la merienda, pero para ello, es importante poner un poco de esmero y prestar atención a los pequeños detalles.
¿Y cómo lo conseguimos? Solo hace falta un poco de buen gusto y seguir unos sencillos consejos, que tampoco nos llevarán demasiado tiempo. Pintar, espolvorear, añadir semillas y hasta valernos de elementos externos que destaquen las cualidades del producto. Porque sí: elegir unos carteles bonitos y colocar unas bandejas llamativas favorecerán que el producto nos conquiste. Si tu empanadilla tiene un relleno apetitoso, asegúrate de que quede claro mediante una etiqueta.
Consejos para decorar la bollería dulce
- Pintar con huevo. Es una de las técnicas más tradicionales de la repostería: pintar con huevo antes de hornear y dar una capa brillante después de la cocción, por ejemplo, con gelatina. En el caso de las caracolas o las napolitanas, se puede complementar con fideos de chocolate.
- Espolvorear azúcar glas. Un clásico de las ensaimadas. Una vez que la pieza esté cocida y se haya enfriado, podemos dar un delicado toque de decoración con azúcar espolvoreado. El glaseado admite añadidos para obtener variantes de color y de sabores según nos convenga.
- Triturar almendra. Se puede colocar en la superficie del bollo antes de hornear. Además de fideos de chocolate, muchas napolitanas tienen almendra triturada o fileteada en la superficie, que se adhiere gracias al glaseado o el huevo. También es frecuente en pasteles y tartas.
Consejos para decorar la bollería salada
- Hacer cortes. En realidad, es una técnica válida tanto para la bollería dulce como para la salada, y permite optar por dibujos clásicos u otros más creativos. En las cañas grandes, se suelen realizar cortes longitudinales en la superficie, que además favorecen el horneado.
- Apostar por los toppings. En el caso de la bollería salada, hay infinidad de añadidos previos a la cocción: semillas de sésamo, almendra filateada, pipas, orégano, queso rallado… Podemos improvisar, pero conviene que los sabores estén en consonancia con el resto de la receta
- Gratinar la superficie. La bollería se puede hornear con temperaturas intensas para lograr una capa crujiente y dorada, que se recubre además de otros ingredientes, como el queso o la bechamel -pensemos en las napolitanas-. Es lo que comúnmente se conoce como gratinar.
Y una vez en el escaparate
Además de los consejos culinarios, la presentación de la bollería también abarca la concepción del espacio. Una vez en el establecimiento, es importante que las piezas más deliciosas estén a la vista del consumidor, en una amplia vitrina o un generoso mostrador. Es interesante que haya algún escaparate hacia el exterior y, una vez en el interior, que la iluminación resalte todo el surtido disponible. Si las luces son cálidas en vez de azules, mejor para el apetito.
Por último, y pensando en quienes no conozcan todo el surtido, se pueden identificar los productos con etiquetas, que además ayudarán a informar sobre la receta, los rellenos y los precios. Se recomienda que la bollería dulce esté separada de la salada para que el consumidor se decante de un solo vistazo. Y por lógica, asegúrate de que los artículos más suculentos y de mayor rotación estén a la altura de los ojos. No vayas a esconder los croissants de chocolate justo al fondo.