Panes para compartir
San Valentín es una de las fechas más especiales del año. Y es que cualquier ocasión es buena para compartir mesa y experiencias junto con las personas que más queremos. Una cita donde tampoco pueden faltar los productos de panadería más deseados.
San Valentín o Día de los Enamorados. Da igual cómo prefieras llamarlo: el 14 de febrero es una fecha esencial para el amor en muchísimas partes del mundo y, concretamente, en diversos países europeos, como España, Austria, Bélgica o Francia. El origen de este día, eso sí, no es precisamente reciente; de hecho, se remonta hasta la época romana, y encierra una historia tan tierna como paradójica.
El emperador Claudio II, que gobernaba en Roma en el siglo III, consideró que los jóvenes solteros sin familia eran mejores soldados porque, al no tener vínculos sentimentales, rendían mejor en las batallas. Decidió entonces promulgar una ley: prohibir que los jóvenes que se alistaran en el ejército se casaran. Un sacerdote llamado Valentín, sin embargo, se opuso al mandato, y comenzó a celebrar en secreto matrimonios de jóvenes enamorados que deseaban unir sus vidas pese a la estricta opinión del emperador. Al enterarse de la situación, Claudio II sentenció a Valentín a la muerte por rebeldía y desobediencia. ¿Cuándo exactamente? El 14 de febrero del año 270. El resto, como se suele decir, es historia.
Hoy en día, numerosas parejas celebran San Valentín. Y lo bueno de este romántico día es que no existe una única forma de disfrutarlo, sino que cada uno puede escoger cómo quiere pasar el Día de los Enamorados: ir al cine o al teatro, reservar en un buen restaurante… o preparar una suculenta cena en casa, que además de ser todo un detallazo, permite ser creativo y desplegar todas las habilidades en la cocina. Y, si hay algo rico para cenar, también tiene que haber un pan a la altura que lo acompañe.
Afortunadamente, hoy en día existen muchos panes que pueden servir a este propósito. Los productos de panadería congelados hacen, en este sentido, la vida mucho más fácil. Las masas congeladas para panadería permiten disponer de una buena cantidad de panes hechos de forma artesanal y que se conservan intactos hasta el momento de darles un sencillo golpe en el horno. De esta forma, y de la mano de un distribuidor de productos de panadería, desde tu panadería, cafetería u horno puedes ofrecer interesantes panes para este San Valentín. Y no unos panes cualesquiera: panes que se disfruten a lo grande (que es lo que toca en estas fechas) y que tengan un toque sublime, algo que se consigue especialmente si están cocidos en hornos de suela de piedra, puesto que de esta manera se dota al pan de una corteza rústica muy crujiente y una miga muy alveolada sencillamente irresistible.
Dentro de esta categoría, los hay más clásicos, como la hogaza clásica, inspirada en el pan de antaño, el de toda la vida; o la hogaza de agua, que bebe de una larga tradición mediterránea que destaca fundamentalmente por su delicadeza. También existen alternativas para los amantes de los cereales, tales como la hogaza con trigo sarraceno, la hogaza de cereales, la hogaza de centeno, la hogaza campesina, la hogaza de espelta y semillas, la hogaza de centeno y lino o la hogaza de maíz y semillas.
Pero si este San Valentín la idea es apostar por productos más innovadores, debes saber que es posible tener en tu establecimiento alimentos tan llamativos como la hogaza de pasas, avena y miel, la hogaza con aceitunas verdes o el payés especial, que sin duda darán un toque diferente a las preparaciones culinarias de tu clientela. Porque nadie quiere que el Día de los Enamorados sea aburrido o insípido, y con estos acompañamientos la cena se convertirá (seguro) en una velada inolvidable.
Y, por supuesto, ninguna celebración que se precie puede terminar sin un buen dulce, especialmente una tan romántica como es la de San Valentín. Aprovechando la ocasión, una opción espectacular puede ser ofrecer bolsitas con parejas de ensueño: un muffin y un hoop; una caracola y una mininapolitana o miniherradura de chocolate; o una minipalmera (que tiene incluso un poco de forma de corazón) y una explosión de crema de chocolate con avellanas, por ejemplo. Échale imaginación, y recuerda que, al verlo expuesto (y envuelto de forma bonita) es fácil que a mucha gente le puedas ayudar a completar su regalo y cerrar de esta forma un San Valentín inmejorable.