Bretzel: el dulce de origen alemán que triunfará en tu negocio
Bretzel o pretzel. Da igual cómo lo llames: este producto triunfa allá donde va independientemente de su denominación. Caracterizado por su forma de lazo, el bretzel ha llegado a las panaderías para quedarse.
El bretzel o pretzel es un tipo de bollo horneado que destaca, fundamentalmente, por su retorcida forma de lazo. Aunque puede tener un sabor ligeramente salado, también se utiliza como base para hacer deliciosos productos dulces. Respecto a su origen, todo apunta a que procede de Alemania y, concretamente, de Baviera.
Se considera, así, que la palabra alemana ‘brezel’ se deriva del latín ‘bracellus’, que quiere decir “brazo pequeño”. Aparentemente, el lazo que forma el bretzel o pretzel sería, en realidad, dos brazos entrelazados. Tan antiguo es este producto que se puede apreciar en la enciclopedia ilustrada Hortus Deliciarum, una obra con fecha del siglo XII, en la que se recogen, entre otros temas, descripciones de alimentos y platos de la época. Algunas personas, por otro lado, creen que el bretzel era el símbolo del gremio de los panaderos europeos, que siglo tras siglo fue perfeccionando su receta.
Hoy en día no es raro encontrar este producto en panaderías, cafeterías u hornos. Su peculiar forma siempre llama la atención, y no solo eso, puesto que el hecho de que imite la estructura de un lazo hace que sea muy sencillo y divertido de comer. Algunas personas optan por arrancar alguna parte y llevársela a la boca, mientras que otras disfrutan a bocados de esta delicia que se puede encontrar en su versión dulce, especialmente indicada para los más golosos.
Los bretzels están realizados con masa danesa, un tipo de masa muy esponjosa. Aunque su origen (como sugiere su propio nombre) se remonta a Dinamarca alrededor del año 1840, la masa danesa pronto se extendió a toda Europa. Este tipo de masa, que se elabora generalmente con harina, levadura, leche, huevos y generosas cantidades de mantequilla, es una de las protagonistas de los ricos bretzels dulces, que tienen distintas variedades y, eso sí, la misma inconfundible textura.
Tres formas para disfrutar del bretzel
Para gustos, colores o, mejor dicho, sabores. En este sentido, hay tres formas de paladear los ricos bretzel en su versión dulce. El primero es el bretzel de crema, que está compuesto por tierna y jugosa masa danesa y un generoso relleno de crema (28%). Su original formato, decorado además con cacahuete y azúcar, lo convierte en un producto que entra directamente por los ojos, y del que resulta muy difícil apartar la vista.
El bretzel de cacao, por otro lado, destaca por su espléndido relleno de cacao (28%), y el bretzel de chocolate y mantequilla, por último, pasa al siguiente nivel por sus deliciosos ingredientes y por su vistoso formato, que deja entrever el chocolate a primera vista, algo que supone uno de sus principales atractivos junto con el delicioso cacahuete que cubre su superficie.
La forma de disponer de estos bretzels en tu negocio es muy sencilla: gracias a las ventajas de las masas congeladas, solo tendrás que descongelarlo unos 45 minutos, y hornear unos minutos a una temperatura de 180 grados. Como, además, ya viene decorado, ideal para dejarlo en el expositor a la vista de la clientela, no podría ser tarea más fácil.
Ofrecer bretzels en tu establecimiento es una apuesta segura. Si los combinas con un menú de desayuno en el que se incluya también un rico café, seguro que se convierten en los grandes triunfadores del lugar. También como merienda dulce encaja a la perfección, puesto que su rico formato y su incomparable sabor los hacen opciones suculentas a cualquier hora del día. El bretzel, no cabe duda, ha llegado para quedarse.